miércoles, 2 de diciembre de 2015

EL ORIGEN DE LOS SEISES
La fiesta única en el mundo como es el baile de los seises se vuelve a dar cita este año en el altar mayor de la Catedral de Sevilla para conmemorar la Inmaculada.
Se les puede ver bailar los ocho días siguientes a la celebración de la Inmaculada vestidos de azul celeste y blancos o para las celebraciones de las fiestas del Corpus Christi.



La palabra seise puede causar confusión, ya que se puede pensar que correspondería al número seis. Aunque, en realidad responden a una modificación fonética. Mediante el seseo andaluz de la antigua palabra castellana “seize” que significaba dieciséis. Por lo tanto, el antiguo número de niños que bailaban eran dieciséis y hoy se ha visto reducido a doce.
Estos “cantorcillos o mozos del coro” siguen representando sus músicas y coreografías delante del altar mayor de la Catedral de Sevilla que se engalana para tal especial ceremonia. Tanto la música, baile como indumentaria ha ido variando con el tiempo teniendo en cuenta que es una costumbre muy arraigada que arranca del siglo XIV.  Las canciones en un principio eran Villancicos,  y lo acompañaba con un pandero (instrumento muy popular en aquellos años), pero a partir del siglo XVI varia la melodía y canciones para adaptarlo a un repertorio más ajustado a las costumbres eclesiásticas y se sustituyen por canciones creadas por los maestros de música de la capilla de la catedral acompañándolas órgano polifónico que han ido evolucionando desde las gallardas hasta las pavanas y unas castañuelas.

Los bailes que interpretan son de una coreografía muy precisa y diferenciada con tres actos dedicados el primero a la Virgen y el Santísimo Sacramento, el segundo dedicado en honor al prelado y el tercero para las autoridades y el pueblo.
La vestimenta ha sufrido también bastantes variaciones desde que se inició esta costumbre en 1439. Vestían originalmente de pastorcillos y que acompañaba a los Villancicos. Sin embargo, en el siglo XVI y XVII, sufrió la indumentaria un cambio drástico, respondiendo a la moda imperante en esta época. De tal forma que, que el anterior trajecillo se cambió por la de un paje al estilo del corte de los Austrias con un juboncillo o chaqueta sin mangas muy ajustada al cuerpo y un sombrero con plumas y zapatos de raso.



Hoy en día este coro de niños los forman un coro infantil salido del colegio Portacoeli.



HISTORIA Y ORIGEN DE LOS SEISES
La incorporación de la música a la liturgia cristiana parece que se origina ya en el siglo V el obispo Prisciliano de Ávila incorporó la danza como parte de su ritual eclesiástico y hoy en día es la única danza que sobrevive en la Catedral de Sevilla.
Pero su existencia sigue siendo escasa, aunque se cree que pueden haberse encontrado en la forma de la antigua liturgia católica en Sevilla en época de San Isidoro, en el siglo VII. Y así se instituye en uno de sus tratados donde expone la importancia de la música en la liturgia, y lo compara al sonido musical que hay en el universo y que sin melodía ninguna disciplina se puede perfeccionar. Parece que esta tradición o fondo musical se mantuvo e incluso se expandió durante la ocupación árabe y ya en la liturgia mozárabe, la danza era parte importante.

 Igualmente, las crónicas de esa época comentan las fiestas celebradas con ocasión de la conquista de Sevilla por el Rey Fernando III el Santo y la inclusión de los Seises en estas celebraciones y procesiones. Sevilla era la ciudad favorita de los reyes como Fernando III y Alfonso X “el Santo”. Este último rey instituyó el seminario de San Miguel en 1284 donde se formaron estas voces corales y se dio educación a los niños para ejercer de monaguillos y acólitos y también en gramática y música. Al contrario que languidecer, este colegio siguió formando a jóvenes y ya en 1439 bailaron delante de la imagen de una pequeña Virgen en la Catedral y el Papa Eugenio IV otorgó una Bula  para que siguiera impartiendo la buena labor de dar educación a estos jóvenes en el colegio de San Miguel en Sevilla.



Aunque el origen específico de esta danza proviene de la fusión entre el teatro y la música que alcanzó su zenit en la edad de Oro de la liturgia española. Las danzas que la iglesia promocionaba en este período con un fondo teatral era representado por un coro de niños, ángeles que representaban la inocencia y enfatizaba la idea religiosa.
En Toledo el cardenal Cisneros en 1504 incorporó un grupo de niños corales en ceremonias litúrgicas principales, llamados “los Seises” y que tal ritual proviene sin ninguna duda del culto mozárabe.
Era en estos tiempos un lujo extraño el que chicos provenientes de una clase social baja pudieran tener la posibilidad de recibir una educación tan refinada y participar en misas importantes, tanto por la calidad de voz o por su oralidad leyendo las escrituras. Llegó a ser habitual la competición por ocupar un lugar en el coro de los Seises, y durante mucho tiempo estos jóvenes se podían reclutar desde otras partes de España, buscando la mejor y más angelical voz. 



Esta élite de niños se formó en Sevilla a principios del siglo XVI. La entrada para su formación se endureció con lo cual, los chicos seleccionados para recibir tan alta educación debían aprobar una serie de requisitos y entre ellos era la procedencia católica y no judaizante o morisca de la familia, entre otras cosas. El gobierno civil preparó en esos tiempos una partida especial para dotar al colegio de una infraestructura avanzada y de lujo, así como pagar un salario importante a sus educadores, que eran al fin y al cabo el alma de este colegio de élite. Dentro de esta elite de chicos, los que formaban el coro de los Seises, tenían sus dormitorios separados y vivían con su profesor de canto, normalmente un cura que convivía con ellos y les acompañaba a la iglesia y a las fiestas. Este grupo de chicos tenían igualmente una formación especial, hacían hincapié en el estudio del Latín para que sus discursos fueran impecables y su recitación sin errores.

Tradicional Baile de los Seises Octava del Corpus Christi Giralda TV 14 ...